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lunes, 14 de junio de 2010

Ausencia del estado

HIJOS DE INDIGENAS QUE RECHAZARON CARNE DEL EPP DAN CLASES  BAJO  UN ARBOL
                 (Así aprenden los niños)                                   

Las cerca de 50 familias de la comunidad indígena “Vy´a Renda”, Boquerón, distrito de Concepción, que rechazaron la carne gentileza del Ejército del Pueblo Paraguayo, siguen soportando la ausencia total del estado. Sus niños dan clases a la intemperie, no tienen agua, ni la mínima asistencia para la producción agrícola. Solo el sector privado ha iniciado su cooperación prometida.

Las familias de la parcialidad Mbya guaraní que se hallan asentadas en un inmueble de 1.957 hás ubicado a 12 km de Jhugua Ñandú había rechazado la carne del EPP en enero de este año, pese a su paupérrima condición. Actualmente viven como siempre olvidadas de las autoridades nacionales, ya que aun no han recibido ningún tipo de apoyo de parte del estado paraguayo.  Ni siquiera sus tierras han sido legalizadas y menos para acceder a los servicios básicos.

Un equipo de CIM y Uhora visitó la comunidad y sorprendió a la educadora dando clases a los niños del preescolar debajo de un árbol, que ya no caben en la precaria escuelita que solo tiene un  aula. Incluso, algunos niñitos improvisaron sillas utilizando maderas y restos de ladrillos.

Según la Prof. Ramona Coronel de Ibarra, directora de la Esc. Nº 7.577, cuenta con 69  alumnos del jardín, pre-escolar, 1º y 2º grados, que acuden en dos turnos. Explicó que a la tarde, acuden los niños del pre-escolar y segundo grado,  y que solo un grupo queda en el aula, mientras el otro recibe la enseñanza debajo del árbol.

Pidió a la gente de buena voluntad y al ministro, que a través de esta publicación, pueda ayudar para la construcción, aunque sea, de un aula para que el proceso de aprendizaje tenga un mejor un ambiente, ya que los niños demuestran mucho interés y entusiasmo. “Pedimos al ministro que nos vea un poco, los padres de estos niños dieron una gran enseñanza (rechazo de carne) y sus hijos merecen ser tratados como los demás” dijo la educadora.

En la institución trabajan dos educadores y cumplen a cabalidad su horario de trabajo, según los mismos padres, aunque con algo de lluvia ya no pueden seguir con sus actividades, ya que la precaria infraestructura de madera y chapa no cuenta ni siquiera con ventanas.

Según los docentes, los niños acuden con puntualidad a la escuela y cuentan con suficiente leche que envía la gobernación. “Queremos una escuela, abrigos y zapatillas” dijeron los niños, que acuden descalzos a la institución.

ESTADO NO SE HACE PRESENTE

Según explicó Isidro Fernández, cacique de la comunidad, el estado brilla por su ausencia y que solo en una ocasión había aparecido gente de la Secretaría de Acción Social prometiendo la perforación de un pozo artesiano. Indicó que la gran necesidad de la población es el agua, especialmente en época de sequia, porque deben acarrear de la propiedad de un establecimiento ganadero. Comentó que un medio de comunicación le ha construido un pozo en la escuelita, pero no abastece  a las familias que se hallan al costado de la ruta a Puentesiño. En época de sequía tenemos que bajar unos 3 mil metros en la propiedad de la estancia Ñu Pora para acarrear agua” indicó, Fernández.

ARP SI CUMPLIO

El cacique de la comunidad reconoció que la promesa hecha por la Asociación Rural del Paraguay, a través de Epifanio Galeano, presidente de la ARP, Concepción, está cumpliendo con su compromiso. “Ya nos entregaron 6 lecheras con crías y tres vaquillonas, además inició el trabajo de limpieza de las chacras con la máquina de la Gobernación, que ahora está parado por la lluvia” indicó.

OTRA COMUNIDAD OLVIDADA
                     (Sin agua, la nena bebe de una batea)

La comunidad indígena Takuarendyju de la parcialidad Pai Tavytera, asentada en el mismo inmueble, solo recibió como apoyo del estado, víveres en 4 ocasiones. Luego nunca ha conocido de ayuda estatal, pese a las grandes necesidades.

Según, Mamerto Garcete, cacique, en la comunidad se hallan asentadas 30 familias que carecen de todo, pero lo más urgente es agua, medicamentos y una escuela. “Nuestros hijos caminan 11 km para llegar a la escuela de Jhugua Ñandu y no tenemos pozos de agua” indico.

Comentó que por la necesidad existente, ellos aceptaron la carne enviada por el EPP y que no vieron que eso estaba mal. Acotó que su organización es totalmente diferente de sus vecinos, que son los Mbya Guaraní.

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